Conducir

No podemos conducir por ti

Este sábado pasado he hecho el trayecto -ya clásico en mi vida- Cádiz -Málaga. En esta ocasión, con motivo de las fechas navideñas y la vuelta a casa por Navidad, como el turrón.

Siempre que viajo en coche – y a lo largo de estos tres años que llevo en Cádiz he viajado mucho en él- no puedo evitar acordarme de los maravillosos anuncios con los que la DGT tiene a bien torturarnos, en especial en las fechas señaladas.

Seguro que sabéis de que anuncios hablo. Son esos anuncios gore en los que tratan de mostrarte los accidentes más bestias posibles y las tragedias más llamativas. Este años somos unos afortunados, que lo sepáis, parece -según vi el otro día en la tv- que nuestra querida DGT, ha decidido dejar las campañas gore de lado, para en esta ocasión apelar a nuestra responsabilidad como conductores.

Si bien lo único que me molesta de los anuncios, es que me pillen a la hora de comer. Lo que sí me irrita de sobremanera es el slogan de las narices que llevan usando desde hace bastante tiempo:

No podemos conducir por ti.

Esto… a ver… perdona… ¿He escuchado bien?… ¿No podemos conducir por ti?… Faltaría más, no?

Como regalo navideño, he pensado que voy a darle a la DGT, unas ideas sobre las cosas que no pueden ser de verdad:

  • No puede ser -esto es tercermundista– que las todas las capitales de provincia andaluzas, a día de hoy, no estén conectadas por autovías. Eso sí que no puede ser.
  • No puede ser que las autovías estén en las condiciones que están: Peraltes cambiados en las curvas (esto es un clásico), firme en mal estado, quitamiedos -tan bien conocidos como quitamotoristasdeenmedio– no sé qué hace falta para que los sustituyan, carreteras fatal iluminadas de noche, etc. Cualquiera que viaje en coche asiduamente, seguro podrá suscribir mil y un ejemplos como éstos.
  • No puede ser, que la única forma de desplazarme por autovías a algunos lugares sea mediante autopistas de peaje (que por cierto, no están en mejor estado que algunas públicas. La de Marbella, por lo menos, hay veces que me dan ganas de pedir que me devuelvan el dinero en la siguiente cabina de peaje).

Sin embargo, viendo los susodichos anuncios, parece que los temas importantes son: la velocidad, el alcohol al volante y hablar con el móvil mientras conducimos.

El tema de la velocidad clama al cielo. La estrategia de la DGT son los radares, esos que no están colocados con ánimo recaudatorio, no seáis mal pensados, están ahí por tu seguridad. Que la mayoría estén ubicados en líneas rectas en las que sin explicación ninguna aparece un tramo de 100Km/h, es pura casualidad, debe ser en las rectas, donde más accidentes se producen, sin duda. Que resulte imposible conducir por una autovía española siguiendo las restricciones de velocidad que están puestas, eso es por tu seguridad también: tramos inexplicables de 80km/h, falta de señales recordando que ya puedes volver a 120km/h, tramos de 100km/h salpicados, etc. Hay veces que para conducir, sobre todo con los coches modernos que alcanzan grandes velocidades de forma estable, necesito estar más pendiente del velocímetro que de la carretera, pero todo esto, insisto, es por mi seguridad, no por afán recaudatorio.

El tema del alcohol, lo están convirtiendo en una locura también. A ver no seré yo quien defienda que conducir borracho está bien. Pero eso es una cosa, y otra muy distinta es que no pueda tomarme una cerveza con unos amigos después del trabajo y coger el coche para volver a casa -recordaros que están estudiando poner tasa 0% de alcohol al volante-. Los defensores de la DGT dicen que es fruto del abuso que se ha hecho. A mi me parece que es confundir el hecho con las posibles consecuencias. Me explico, si una persona que conduce con tasa de alcohol tiene un accidente, debe tener una pena de acuerdo a las consecuencias de dicho accidente. Pero no una pena en base que podría tener un accidente y a las consecuencias que podría tener. Es como si por salir con una navaja a la calle, me impusieran una pena por apuñalar a alguien. Insisto, no defiendo que conducir bajo los efectos del alcohol esté bien, pero tampoco que la pena por hacerlo sea como si ya hubieras tenido un accidente. No podemos plantear penas por si pasa algo. Hay que juzgar a la gente por los delitos que comete, no por los que podría cometer.

El tema de conducir y hablar con el móvil, dicen que es de lo que causa más distracciones -y por lo tanto, más accidentes- al volante. Llevan una temporada intentando también meterle mano a los GPS, porque distraen también. Yo desde aquí quiero recordarles que multar por estornudar es una gran idea. Como lo oís, muy peligroso. Al estornudar cierras los ojos, así que si te da un ataque de estornudos al volante, te puedes matar fijo. Me extraña que no le hayan metido mano aún, desde aquí apuntárselo por si sirve de algo, les tengo preparado hasta el slogan:

Si estornudas, no conduzcas…

Fumar también distrae del volante, el sueño (no sé si habéis visto el anuncio “toma bebidas con cafeína si sales a conducir”, “haz paradas en la carretera”), … total que para ir de Cádiz a Málaga un fin de semana voy a necesitar un manual más grande que para desactivar una bomba.

Pero, dejando las ironías a parte, cuál es la realidad? La realidad, es que la mayoría de los accidentes ocurren en carreteras secundarias y no en autovías. La realidad es que debería invertirse en hacer una red de carreteras en condiciones en este país. La realidad es que si estos señores-as estuvieran tan preocupados de nuestra seguridad como tratan de aparentar, se dedicarían, en primer lugar a construir muchas -y buenas- carreteras y no a realizar estas campañas.

Gráficos accidentes
Gráficos accidentes

Lo que ocurre con el tema de la conducción, es algo que está muy de moda en las instituciones y gobiernos de nuestros queridos países. Tratar al ciudadano-a como un niño-a inútil al que hay que cuidar ya que si no, se sale de su camino. Todo ello aderezado, con una desviación de culpa desde el estado hasta la ciudadanía.

Esto se ve muy claramente con la crisis:  “Hemos estado viviendo por encima de nuestras posibilidades”. Y no será, digo yo -llamadme atrevido si queréis- que unos cuantos señores-as son los que han estado viviendo por encima de sus posibilidades, y ahora, para que puedan seguir haciéndolo, nos dejan a nosotros-as sin posibilidades de vivir?

Ese plural, tan peligroso y que pasa tan desapercibido, traslada la culpa de unos cuantos individuos a toda la sociedad y se utiliza constantemente por nuestros gobiernos para instalarse en nuestras mentalidades. Como decía Goebbels:

Dadme una mentira, que la repetiré tantas veces que la convertiré en verdad

Hay que recordar que la sociedad más avanzada es aquella en la que hace falta prohibir menos cosas. Que la idea no es prohibirlo todo – que es la política que están llevando los últimos gobiernos- sino educar a la ciudadanía de verdad, para que cada vez exista menos necesidad de prohibir cosas. Lejos de que las políticas vayan encaminadas a desarrollar la educación en nuestro país, vemos a diario como se recorta en todo lo relacionado con este ámbito pero aumentan las prohibiciones, las penalizaciones, por todo. Cuando en un país nos preocupamos más por prohibir, por penalizar, que por prevenir a través de la educación… es que algo estamos haciendo mal.

Así que desde aquí, amigos y amigas de la DGT, menos conducir por mí, que ya soy mayorcito y responsable, y más construir carreteras buenas que es lo que hace falta en este país. Que no hay quien conduzca con seguridad, por la mierda -con perdón- de carreteras que tenemos.

Lo que ocurre como siempre es que eso, una medida efectiva contra los accidentes de tráfico y que salvaría vidas de verdad, cuesta dinero, mucho dinero. Decir que la culpa es nuestra – de la ciudadanía- y no de ellos-as -nuestro gobierno- porque somos unos irresponsables al volante, no sólo no cuesta dinero, sino que les permite recaudarlo. Ya sabéis:

Poderoso caballero es don dinero

Así que, por favor, dejen de molestar con las dobles morales y las hipocresías baratas, los ciudadanos-as no somos estúpidos.

Maestro en Audición y Lenguaje. Licenciado en Psicopedagogía y Doctor en Educación por la Universidad de Málaga. Actualmente soy Profesor en el Departamento de Didáctica de la Universidad de Málaga, pase 6 años como profesor de Didáctica en la Universidad de Cádiz.

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